Aferrarse pero no enraizar
La pieza habla de la eterna intención y el fracaso por aferrarse a algo que no permite la permanencia. Es una metáfora de la búsqueda existencial del cuerpo migrante en un entorno que no lo recibe, y donde establecerse es más un ejercicio de resistencia que de asentamiento.
En cada secuencia, el intento concluye en un ciclo de estabilidad destinada a la fugacidad, y la acción dura lo que el cuerpo aguanta la sujeción, haciendo un juego conceptual con el anhelo por echar raíces y la imposibilidad de encontrar una tierra adecuada para ellas. Cada video inicia y termina con un espacio vacío, lo que permite posteriormente reproducirlos en un loop que muestra la acción sin principio ni final. Así, la desesperación del gesto se percibe, más que como un evento aislado y temporal, como un estado vital, que se repite incontables veces de innumerables maneras.